martes, 8 de marzo de 2016

Historia del croissant

Cuando pensamos en los orígenes del croissant pensamos en algún avezado panadero parisino que inventó este bollo delicioso para sorprender a su amada con un dulce en forma de media luna. Imaginamos desayunos en terrazas de Montmartre o en buhardillas de Le Marais… ¡y es que el croissant es el símbolo de las boulangeries francesas! Pero nada más lejos de la realidad.

La historia más difundida en cuanto a su origen es la que vincula la creación del dulce a la invasión turca. Corría el 1683 y el imperio Otomano avanzaba por Europa en su guerra contra el Imperio Romano Germánico dispuesto a invadir Viena, pero la ciudad estaba rodeada por completo por una muralla. Los 200.000 soldados otomanos decidieron entonces cavar túneles por debajo de la muralla que los llevase directamente al centro de la urbe y sorprender a sus habitantes en mitad de la noche. 

Como de todos es sabido, ser panadero es una profesión sacrificada en la que es necesario madrugar mucho para poder tener pan recién hecho a primera hora de la mañana. Por esta razón los panaderos vieneses eran de los pocos habitantes despiertos a esa hora y presenciaron la emboscada de los turcos pudiendo así dar la voz de alarma, despertar al resto de la ciudad aún dormida y detener el ataque. 

Para celebrar la victoria y la resistencia de la ciudad de Viena contra los turcos, los panaderos crearon un bollo en forma de luna creciente, la misma luna que aparece en la bandera turca.

Fue la reina Maria Antonieta, de origen austriaco, la que hizo llegar a la corte de Versalles el croissant junto con otros productos y dulces que acabaron por formar parte de la cultura culinaria francesa.

 ¿Sabéis ya lo que vais a desayunar? Bon appétit!

 

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